Yo soy Anaïs, tengo 31 años y trabajo como profesora y logopeda. Mi marido se llama Carlos, tiene 32 años y trabaja como ingeniero electrónico.
Llevamos 5 años surfeando la vida juntos y 4 viviendo juntos con dos gatas a las que no podemos querer más.
Un 16 de octubre encontré a Carlos por Instagram, me pareció monísimo y con rollazo, así que sin conocerle decidí darle unos cuantos “likes”. Él me respondió vía DM con un “molas”. A partir de ese momento empezamos a hablar y me propuso quedar el domingo de esa misma semana para patinar en el puerto de Valencia.
Mi yo del pasado SIEMPRE había visto poco o nada romántico conocer a alguien por redes y se negaba por completo, pero la vida da muchas vueltas.
El domingo 22 de octubre del 2017 quedamos a las 18h en el puerto de Valencia para patinar con nuestros skates.
Yo llegué unos minutos antes. Luego apareció él con su rollo skater. En ese momento lo que pensé fue: “Esto es demasiado perfecto y acaba de empezar, no te crees expectativas ni te montes pirulas que luego vienen los disgustos...”. (creo que las películas me han hecho mucho daño)
Después de patinar un rato nos fuimos a un restaurante en frente de la playa Las Arenas a tomarnos unas cervezas. Estuvimos charlando un buen rato hasta que se hizo la hora de cenar. Volvimos al coche con intención de despedirnos, nos dimos los teléfonos y me propuso ir a cenar. Se ve que le había sabido a poco estar toda la tarde juntos jajaja...
Pero la verdad es que yo tampoco quería que se terminara la cita, así que acepté y le propuse ir a un marroquí que conocía. Cenamos solos en el local y después llegó el momento de la despedida. Y sí, hubo beso, un beso un poco tímido pero me transmitió todo lo necesario para que a partir de ese día me viciara muchísimo a sus besos y a él.
¡Una cita que empezó sobre ruedas no podía ir mal!
Eran las vacaciones de Pascua y estábamos en Lanzarote. Fuimos al mirador del Río donde nos íbamos a hacer una foto. Mientras le esperaba de espaldas a la cámara contemplando el paisaje, me cogió por detrás, me enseñó la caja del anillo y de inmediato me puse a llorar: ¡¡¡¡ POOOOOR FIIIIIN !!!!
Estuve esperando ese momento mucho tiempo. En otros viajes que hemos hecho (han sido bastantes), en mi cabeza era el momento perfecto, pero nunca llegaba. Llegué a quitarme la idea de la cabeza por mucha ilusión que me hiciera y aún asegurándome él que tenía claro que quería casarse conmigo, pero no veas lo que le ha costado lanzarse jajajaja...
Será verdad eso de que “las cosas pasan cuando menos te las esperas”.
Siempre he querido casarme y organizar mi boda, por lo que llevaba tiempo guardándome ideas para cuando llegase el momento. En esta carpeta había muchos vestidos del estilo de Otaduy, así que cuando conocí la marca no tuve ninguna duda que sería la que me acompañara uno de los días más importantes de mi vida.
Para mí representa elegancia y sencillez.
¿Sabes cuando te creas unas expectativas muy altas que sabes que no se van a cumplir? Pues las superó, fue PERFECTA, tal como me la imaginé a lo largo de los 5 meses que estuve organizándola.
La idea era una boda sencilla pero cuidando cada detalle, y lo conseguimos. Una de las frases más repetidas fue "esta boda es tan vosotros", me brillaban los ojos al escucharla.
El día de mi boda lo recordaré como emoción, sonrisas infinitas, brillo en los ojos, familia, amigos, NOSOTROS, felicidad... Uno de los días más importantes de nuestra vida compartido con nuestras personas, no se puede pedir más.
Anaïs luce un full look Otaduy: Falda Cyrus y Top Ceres
Photo Norwud Photography
Film @pequenotimmyfilmsandweddings
Ceremony Planner Meraki Plan
Wedding Planner @martalunacuevas
Beauty Gala Philippe
Venue @masdealzedo
Shoes Flordeasoka
Flowers @floristeriasayas
Catering @cocottecatering
Music @somosgentedebien @totperlaire
Cosmetic Treatment Dr. Paz Martin